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Rousseff o Serra tendrán que lidiar con el real

25 October 2010

Reuters

25 de Octubre de 2010 –  La candidata presidencial del partido gobernante de Brasil, Dilma Rousseff, está ampliando su ventaja dentro de la carrera presidencial, ganando fuerza a medida que el foco de la campaña se aleja de temas sociales y regresa a los avances de economía.

Rousseff aumentó su diferencia sobre el candidato opositor, José Serra, a 10 puntos porcentuales en un nuevo sondeo de opinión dado a conocer, a menos de una semanas del balotaje del 31 de octubre.

Se trata del tercer sondeo que la muestra ganando terreno después de duros días en los que Serra se fortaleció y redujo la brecha entre ambos.

“Ella tiene una gran ventaja y una creciente trayectoria; eso es difícil de revertir en sólo una semana”, dijo Cristiano Noronha, de la consultoría política Arko Advice, con sede en Brasilia.

El sondeo de la firma consultora Datafolha mostró que Rousseff tiene 50% de respaldo de los votantes frente a 40% de Serra, según el sitio de internet del diario Folha de Sao Paulo.

Al considerar sólo los votos válidos, que excluye a los blancos, Rousseff arrojó una ventaja de 12 puntos, con 56% de las preferencias, sobre el 44% obtenido por su rival. Rousseff, una funcionaria civil de 62 años que nunca ha sido presidenta y nunca ha postulado a un puesto, estuvo cerca de ganar la elección en la primera vuelta del 3 de octubre.

No lo consiguió en gran parte debido a un inesperadamente firme rendimiento de la candidata del Partido Verde, Marina Silva, quien obtuvo 19% de los votos.

Pero mientras Brasil se debate en unduelo electoral, su presidente Luiz Inácio Lula da Silva, tira todo su arsenal monetario a al sector de empresarial.

La pujante industria del capital privado de Brasil se convirtió en la más reciente víctima de los esfuerzos del Gobierno por debilitar a la moneda, el real, cuando el Ministerio de Hacienda elevó los impuestos sobre compra de bonos por parte de inversores extranjeros.

A través del cierre de resquicios en el llamado Impuesto sobre Operaciones Financieras (IOF), el Gobierno subió la carga para esas inversiones a 6% desde 4%, en un esfuerzo por reducir el flujo de capital extranjero que ha fortalecido fuertemente la moneda de Brasil.

El ministro de Hacienda, Guido Mantega, dijo que el aumento del impuesto apunta a combatir la fuerte entrada de dólares destinados a inversiones especulativas de corto plazo. Pero las firmas de capital privado creen que el IOF ha castigado a todos los fondos de renta fija indiscriminadamente.

La medida del ministerio se sintió “como un cuchillo en el corazón”, dijo Luiz Eugenio Figueiredo, vicepresidente de la Asociación Brasileña de Capital Privado y Capital de Riesgo (Abvcap, por su sigla en portugués)

“A diferencia del dinero especulativo que está combatiendo el Gobierno, las entradas de inversiones de capital privado son a largo plazo”, dijo Figueiredo, que es un banquero en Rio Bravo Investimentos.

Los inversores globales a menudo canalizan su dinero en capital privado en Brasil a través de fondos de renta fija conocidos como FIPs.

Esos vehículos se han vuelto populares, en la medida en que los inversores buscan los mayores rendimientos ajustados por inflación del mundo.

La fuerte entrada de capital a Brasil ha apreciado 4% al real frente al dólar desde fines de junio. Goldman Sachs ha calificado al real “la moneda más sobrevalorada del mundo”.

Grandes compras de dólares por parte del Banco Central, mayores impuestos y amenazas de más intervenciones no han logrado debilitar a la moneda brasileña. Ejecutivos de capital privado creen que los FIPs son un vehículo eficiente para inversiones a largo plazo y que el Gobierno podría haber tomado erróneamente como objetivo a los fondos como imán para capital especulativo.

Una consecuencia inmediata del IOF es que hace más difícil recaudar fondos en momentos en que se esperaba que los inversores comprometieran un monto récord en Brasil este año.

Alrededor de dos tercios de los US$3.100 millones recaudados por firmas de capital privado en Latinoamérica probablemente tendrán a Brasil como su principal destino, de acuerdo a un sondeo de la industria.

La industria está “muy preocupada” por el impacto del aumento del IOF, dijo Cate Ambrose, directora de la Asociación de Capital de Riesgo Latinoamericano (Lavca). “Si se está recaudando dinero para hacer un negocio en Brasil, un impuesto del 6% es mucho”, aseguró.

Se espera que la economía de US$1,7 billones anuales de Brasil crezca 7,5% este año, su mayor ritmo anual desde al menos 1986. Abvcap espera que la inversión de fondos de capital privado y de riesgo en Brasil aumente a US$15.000 millones a mediados del 2011.

El año pasado, Brasil fue superado sólo por China como destino principal de dinero de capital privado.

La agresiva acción del Gobierno por contener las ganancias del real sólo complicará las cosas para firmas compradoras que buscan financiamiento, sostuvo Figueiredo, de Abvcap.

La determinación del Gobierno para debilitar la moneda a cualquier costo también está interfiriendo con la capacidad de las empresas de capital privado de soslayar el pago de mayores impuestos a través del uso de herramientas de inversión alternativas, dijeron operadores de la industria

Por el momento ambos candidatos juegan sus barajas económicas tratando de cautivar al electorado.

Rousseff ha descartado buscar un tipo de cambio específico para la moneda de Brasil, que se cotiza cerca de un máximo de dos años. Serra ha dicho que el real está “mega sobrevaluado” y que afecta a los exportadores, pero descartó medidas abruptas o la intervención directa en los mercados para influenciar la divisa.

También indicó que permitir una depreciación del real necesita una disciplina fiscal más estricta y menores tasas de interés.

Serra ha criticado los estrechos vínculos de Lula con aliados de izquierda en Latinoamérica y con Irán. La flexibilización de esos lazos podría afectar inversiones de energía en Bolivia y Venezuela, donde la petrolera estatal Petrobras tiene grandes inversiones.

Reformas estructurales

Rousseff y Serra coinciden en la necesidad de reformar el complicado sistema tributario de Brasil para alentar las inversiones, pero los esfuerzos previos de reforma impulsados por Lula no han entregado mayores resultados.

Rousseff convirtió la reforma tributaria en una prioridad y sus propuestas incluyen rebajas de impuestos al capital de inversión y a las remuneraciones, además de armonizar los niveles de gravámenes estatales, con la ayuda de un fondo para compensar la escasez de ingresos de algunos estados. Serra quiere reformar el sistema previsional mediante el recorte de los beneficios para algunos funcionarios públicos, mientras que Rousseff favorece una reforma que recaude más dinero para financiar el creciente déficit previsional y alteraría algunas reglas de jubilación. Rousseff ha dicho que mantendría la autonomía operacional del Banco Central y el estatus de su presidente como ministro del Gabinete.

Serra ha afirmado que el Banco Central debe estar en línea con la política económica del Gobierno.